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domingo, 9 de enero de 2011

El fruto de la autoindagación




Interlocutor: ¿Puede usted darnos a saborear la experiencia de la realización de sí mismo?

Maharaj: ¡Tómela toda! Está aquí a petición. Pero usted no pide. Incluso cuando usted pide, usted no toma. Encuentre lo que le impide a usted tomar.

Interlocutor: Yo sé lo que impide —mi ego.

Maharaj: Entonces ocúpese de su ego —déjeme en paz. Mientras usted permanezca encerrado dentro de su mente, mi estado está más allá de su alcance.

Interlocutor: Encuentro que no tengo más preguntas que hacer.

Maharaj: Si usted estuviera realmente en guerra con su ego, usted habría hecho muchas más preguntas. Usted está falto de preguntas debido a que usted no está realmente interesado. Actualmente usted está movido por el principio placer-dolor, el cual es el ego. Usted está de parte del ego, no lo está combatiendo. Usted ni siquiera se da cuenta de cuan totalmente dominado está usted por consideraciones personales. Un hombre debe estar siempre en rebelión contra sí mismo, pues el ego, como un espejo combo, empequeñece y distorsiona. Él es el peor de todos los tiranos, le domina a usted absolutamente.

Interlocutor: Cuando no hay ningún «yo», ¿quién es libre?

Maharaj: El mundo queda libre de una imponente molestia. Es muy bueno.

Interlocutor: ¿Bueno para quién?

Maharaj: Bueno para todo el mundo. Es como una soga tendida a través de la calle, que obstruye el tráfico. Enróllela, sigue ahí, como mera identidad, útil cuando se necesita. La liberación del ego es el fruto de la autoindagación.


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