ÚLTIMAS ENTRADAS

martes, 28 de agosto de 2012

Realización y conforte psicológico


Ráphael

Son numerosas las personas que se acercan al yoga, a organizaciones o escuelas iniciáticas, a la espiritualidad en general, a la realización o liberación, pero si observamos atentamente, podemos constatar que entre los aspirantes hay un poco de confusión. Los que se dedican a la búsqueda espiritual deberían plantearse, ante todo, la pregunta de qué es realmente lo que buscan o quieren, qué les exige el yoga o la realización, y después, qué grupo, organización, instructor, etc., es el más oportuno a la propia posición de conciencia.

Examinemos, entre muchas, algunas de las opiniones que naturalmente deben ser tomadas por lo que son: simples opiniones.

Algunos piensan que la Realización implica una mayor expansión del "yo empírico"; se dice incluso que un determinado personaje se ha realizado porque ha satisfecho gran parte de las exigencias egoicas. Así, a un individuo famoso a nivel económico, político, artístico, cultural, etc. se lo considera un realizado. En otras palabras, en este caso se ha invertido por completo el significado y el valor de la Realización.

Otros creen que, por el mero hecho de frecuentar una iglesia, un grupo esotérico, yoga, etc. o por pertenecer a ellos, implica tener ya derecho de sentarse a la "Mesa de los Dioses", incluso enfrentándose al resto de la humanidad.

Otros consideran que, sólo por seguir pasivamente y con fanatismo a un grupo, a un Maestro o a un Guru, ya han pasado "a la otra orilla" o han salvado "el abismo".

Existen, aún, los autodidactas que no toleran el hecho de tener un guía, un instructor, por lo que se ahogan en las lecturas, convirtiéndose en eruditos, con lo que se creen ya iniciados, y hasta Maestros capaces de guiar a otras conciencias a su despertar.

Es obvio que este tipo de aspirante (entre muchos otros) se hallan -podríamos decir- en un nivel "profano" y tienen poca o ninguna aspiración a lo "Sagrado" pues expresan de modo evidente el error de fondo en el que se debaten.

Existe una categoría de aspirantes en búsqueda espiritual que, sin duda alguna, "anhelan" verdadera e inocentemente, pero todavía son presa de energías rajásicas en distintos niveles. Son personas dispersivas, que van de un lado al otro para satisfacer exigencias manásicas, que pasan de un guru a otro; que viajan pensando que la Verdad, la Realización o la Liberación la encontrarán fuera de sí mismos. De cualquier modo, son personas de buena fe.

Existen aquellos que frecuentan un grupo durante largos años, pero luego se comportan pasivamente sin pasar a un ulterior -diremos- discipulado activo, autoconsciente y bien orientado; con lo cual, todo el grupo tiene que tirar de ellos, casi llevándolos a cuestas. Otros, aunque bien intencionados, están limitados por un karma bastante pesado que los deja estresados y escasos de energía.

Otros se comportan y aproximan con demasiada emotividad, con todas las consecuencias que esta energía dual conlleva.

Hay neófitos que buscan enfáticamente un Maestro, sólo para que él les diga lo que desean, y cuando esto no sucede, incluso se rebelan. Se sabe que el "yo" siempre quiere -como más adelante veremos- gratificaciones y aceptación. Otros llegan a la extorsión: hacen yoga, ascesis o siguen la espiritualidad, pero con la finalidad de conseguir salud, prosperidad económica o profesional, también un buen matrimonio si buscan formar familia, ajuste de conflictos familiares, etc., y todo esto con motivaciones conscientes o inconscientes.

Obviamente, no hablaremos de los que saben perfectamente lo que quieren, y qué buscar. Ellos no necesitan de estímulos ni muchas palabras, ya están preparados y bien orientados.

Pero planteémonos esta pregunta: ¿Qué significa Realización? ¿Quién ha de realizarse? ¿Qué significa Liberación y de qué nos hemos de liberar? ¿Qué significa ser un Iniciado?

Hoy en día -por ejemplo- muchos practican yoga, pero podríamos preguntamos: ¿Qué significa practicar yoga? ¿Qué nos requiere el yoga y qué tipos de yoga existen?

Un buen aspirante, sea postulante o iniciado, debería informarse, adquirir aunque fuese una mínima visión panorámica de las diferentes corrientes espirituales, para no encontrarse un día desilusionado, habiendo desperdiciado energías preciosas, y comenzar a tener un mínimo de relación justa con la Realización.

Para responder a estas preguntas deberíamos comenzar denotando, ante todo, cuál es la constitución del ente o persona en su totalidad, según la visión yoga, iniciática y religiosa, de lo contrario, algunos conceptos seguirán siendo borrosos e imprecisos. Esto vale aún más para el individuo típicamente occidental, es decir, de "conciencia occidental", que puede no tener una visión clara de palabras, conceptos y eventos, ajenos a su propio contexto cultural. Occidente desde hace tiempo está impregnado de la doctrina conciliar cristiana, cuyos valores son peculiarmente religiosos, y cuyos contenidos son: Dios-persona o Padre, gracia, fe, pecado, penitencia, obediencia, sacramentos, dualidad Creador-criatura, demonio, infierno, salvación, Cristo Jesús, etc. Son conceptos claves, de los que ni siquiera un ateo o un materialista está libre, por más que así lo crea.

Conceptos como Realización o Liberación están más allá de la visión espiritual occidental, no obstante, la mayoría es incapaz de renunciar al paralelismo bajo la dimensión religiosa (aproximación de tipo religioso).

Si bien algunos Maestros orientales hablan también del Conocimiento como medio para la Liberación, esta visión es igualmente ajena al occidental religioso porque para el cristiano católico los medios para su salvación son: la fe, las obras y la Gracia, mientras que para el protestante es sólo la fe.

Hemos querido ofrecer un esbozo -aunque reducido, por no ser éste el lugar para el desarrollo de este tema- para que se comprenda que a menudo nos acercamos a cosas cuyas implicaciones no entendemos totalmente. 


*     *     *

Consideramos que el lector que nos haya seguido hasta aquí ha comprendido el significado de Liberación o Realización. Realización implica soldar una "rotura, una escisión". Liberación implica liberarse de aquello que nosotros, como pura conciencia, no somos. Yoga -y hablamos de cualquier tipo de yoga- quiere decir unión, conjunción; se requiere, pues, unir lo que ha sido separado, atar dos polos que se han "distanciado".

Nosotros somos de la misma esencia del supremo Ser en tanto que es y no deviene, pero por un acto de libre elección nos hemos identificado con el devenir, olvidando la propia naturaleza divina: es el mito de Narciso que, enamorándose de su "sombra" o "reflejo" dibujado en el agua, cae y "muere". Pero nadie nos impide recuperar nuestra condición originaria. Las dificultades dependen del grado de identificación con nuestra "sombra", con lo que aparece y desaparece, con el fenómeno cambiante, con la maya, diría el Vedanta.

Resulta obvio que, regresar al propio estado originario implica un reingreso en sí mismo hasta recobrarnos como Conciencia sin segundo, esto es, fuera de toda identificación con los objetos (los instintos, las emociones, los pensamientos sólo son datos objetivos que pueden ser observados, manipulados, dominados y trascendidos).

Según Platón es necesario recordar lo que realmente se es. El alma, caída en el olvido de sí misma, ha de despertarse, según esa bella imagen que él ofrece del auriga dormido y del carro con un caballo blanco y otro negro, símbolos también alquímicos.

Nosotros -repitámoslo- somos seres o, mejor, conciencia universal, inclusiva y omnipermeante; hemos de retomar nuestra auténtica naturaleza, resolviendo esa segunda naturaleza artificial e ilusoria que hemos creado (la naturaleza de la "sombra") y que nos hizo desconocer nuestro propio origen divino. Y la identificación con esta segunda naturaleza es tal, que a la mayoría le queda difícil, casi imposible, vislumbrar la primera. Diremos, sin medias palabras, que la mayoría está enajenada, y no puede ser de otro modo.

Todos los que se aproximan a cualquier tipo de yoga, de Escuela iniciática, de Filosofía realizativa, etc., sin conocer estas cosas y sin tender a colmar la brecha, o son ingenuos de buena fe, o bien son mistificadores.

Un auténtico Iniciado es aquel que ha sido capaz de colmar esta escisión, que ha sabido cómo resolver su "caída" y trascender su segunda naturaleza hasta descubrirse unidad; un Iniciado es aquel que ha sido capaz de extraer el oro de la caverna -según la expresión alquímica- y hacer relucir su esplendor.

La individualización se manifiesta mediante la autoafirmación en cuanto yo separado, del orgullo, del "deseo" de ser deseado o amado, las pasiones de distinta naturaleza, los instintos de la forma, etc.

Un Iniciado digno de este nombre, un Liberado, un Realizado, no tiene ya nada de todo eso. Podemos afirmar -y creemos no suscitar ningún "escándalo" o perplejidad en el aspirante occidental- que Él no tiene nada de humano porque es algo más; y, aún más, a ciertos niveles es puro átman fuera del tiempo-espacio-causa, en consecuencia, fuera del devenir y de toda dualidad; es uno-sin-segundo.

Un auténtico Realizado es "lámpara para sí mismo" en cuanto, obviamente, átman, No necesita de nada, habiendo extinguido todos los deseos que pertenecían a la "sombra"; vive de su propio movimiento, es un Sol que gira alrededor de sí mismo, difundiendo "luz" y "calor". Un deseo de cualquier naturaleza y grado es algo incompleto, es carencia, es privación, y esto pertenece a aquella "sombra" porque, precisamente, no es.

En el título de este capítulo hemos mencionado el "conforte psicológico". ¿Por qué?

Porque -hemos de atrevemos a decirlo- muchísimas personas buscan sólo un consuelo psicológico, una manera de pasar el tiempo, una ocasión para encontrarse con otras personas que hacen cosas fuera de lo normal, un método para resolver conflictos y tensiones acumulados en la familia, en el trabajo, etc.; es más, hay guru orientales y occidentales que favorecen esta elección, que ayudan sólo a perpetuar la individualidad separada, de forma que por momentos se exprese con menores tensiones. Son terapeutas, psicólogos. Otros guru ayudan incluso a desarrollar poderes psíquicos latentes, para satisfacer la vanidad y compensar frustraciones psicológicas del alumno. En suma, todo esto opera en la esfera del ámbito psíquico individualizado para mantener y perpetuar al yo psicológico, empírico, que corresponde al nivel de lo sensible, no para transcenderlo y resolverlo en el Yo ontológico.

Por otra parte, en todos los tiempos -no sólo en el presente- la individualización, la "escisión", necesariamente ha conllevado, acarrea y comportará conflicto, dolor, alienación, y no hay política, economía, erudición o ciencia empírica alguna que pueda otorgar plenitud, paz, serenidad y beatitud a una conciencia alienada y fragmentada. Por ende, la individualidad, es decir, el fruto de la "caída", es sinónimo de dolor-sufrimiento (véanse las cuatro nobles Verdades del Buddha, que son, además, los fundamentos del Buddhismo), con lo cual esta individualidad, más que intentar resolverse y transcenderse, reclama solamente rodeos para su carencia, su privación e insuficiencia.

De hecho, cuando a lo largo del iter realizativo se plantea la trascendencia del yo con sus productos y se intenta efectuar práctica y positivamente la Realización, entonces se advierte que la individualidad huye, se retrae. Mientras esa individualidad, es decir, esa segunda naturaleza ilusoria escuche sólo conferencias, palabras, etc., o bien, mientras esté satisfecha con las lecturas, con posturas yoga o con cánticos, acepta, se gratifica y se consuela, pero cuando se le exige a su conciencia que se retire en sí misma mediante procesos o técnicas adecuadas, llega entonces el momento del rechazo.

La mayoría no busca su propia "muerte iniciática" sino que, paradójicamente, busca cómo salir del conflicto, pero quiere permanecer todavía en él. La mayoría busca compensaciones psicológicas para poder "subsistir" y prolongar el propio "yo soy esto", hasta la caducidad de su encarnación. La mayoría busca en lo exterior lo que, de acuerdo con las indicaciones de todos los grandes Iniciado incluido Jesús, está en su interior. La mayoría quiere ser liberada de sus penas mientras continúan promoviendo las causas que producen esas penas. En suma, la mayoría sólo quiere ser consolada.

La individualidad está ávida de conforte, de ser aceptada, ser deseada, satisfecha y retribuida, precisamente porque no es, y al no ser una realidad absoluta, jamás podrá ser feliz y completa, por mucho que se le dé, y así pasa de un deseo a otro, de una instancia a otra, de un acontecimiento a otro (devenir), sin encontrar una pizca de alivio o respiro.

La mayoría suele abandonarse, resignarse e inventarse todo tipo de sofismas para autoconvencerse y convencer a los demás de que la vida es así, de que el mundo es así, de que no hay más remedio que aceptarlo tal y como es. Ésta es una visión reductora, masoquista, que rehúsa la solución al problema de su propia deficiencia. El mundo está necesariamente lleno de conflictos, de sufrimientos, de crueldad, de aberraciones de distintos tipos, porque así lo queremos nosotros, porque rechazamos cambiar el modo y la filosofía de vida, porque no queremos hacer morir a una parte de nosotros mismos que vive de proyecciones ilusorias, porque nos contentamos con unas migajas compensatorias que no sólo no resuelven el problema sino que, por el contrario, lo complican y lo postergan.

La espiritualidad -tomando esta palabra en su significado más amplio- se toma con frecuencia en manantial de conforte y compensaciones para esas conciencias que no quieren afrontar el "monstruo" que habita dentro de sí, inclusive la "beneficencia" puede constituir una inocua fuente de compensación o consolación psicológicos; la acción de un discípulo puede ser dual: puede siempre llevar adherido un componente compensatorio.

Muchos, se exponía poco antes, están agobiados por un karma gravoso, por desarmonías y trastornos psíquicos, por lo que van desesperadamente en busca de auxilio y alivio; y, si no lo obtienen, se rebelan. En nuestros días, ha venido a menos el "calor" familiar, el sentido de la amistad, incluso el reposo y la relajación física, porque todos están en la carrera por las ganancias materiales, para afrontar las exigencias del consumismo enajenante. Pero esta carrera no solamente no conduce al Ser, sino que nos deshumaniza y embrutece, acarreando una mayor enajenación, conflictos de todo género y, paradójicamente, una incertidumbre aún mayor.

Otros se inscriben en Escuelas iniciáticas por prestigio, por avidez de títulos, cargos y provechos; es decir, como siempre, por compensaciones psíquicas. A todos estos buscadores de "valores mundanos", a estos inadaptados, resignados, los guru orientales y occidentales ofrecen conforte y algunos, incluso, brindan un tipo de comunidad-sociedad ingenuamente hedonista, de tipo carpe diem, tolerando una plácida licencia, al límite del libertinaje, para aturdirse y olvidarse de la natural carencia de la individualidad. En otros términos, se publicita hoy el bíblico "becerro de oro".

Diremos, con toda sinceridad, que gran parte de los métodos yoga hindúes y buddhistas en Occidente sólo proponen motivos terapéuticos, por lo que el cristiano y el profano tienen buen criterio al clasificarlos como métodos al servicio del yo egoístico, para satisfacerlo y expandirlo.

El hecho es que para la realización, para la liberación, o para llegar a ser auténticos Iniciados se requiere de precisas cualificaciones; en otras palabras, es necesario estar preparados. Si no hay una específica vocación, una profunda llamada de la conciencia y no del "yo mendicante", un ardor por las cosas que son y no cambian, no se puede hablar de yoga, ni de realización, ni de liberación y ni siquiera de salvación en el sentido cristiano. Si no se da un preciso impulso hacia lo suprasensible, mejor sería no emprender el proceso realizativo o iniciático, para evitarse seguras decepciones, origen de sucesivos conflictos, y también para no desacralizar ese pequeño resto de Sagrado que desesperadamente intenta sobrevivir a este Kali-yuga.

La Realización, en cuanto tal, produce sus frutos que son -según las indicaciones unívocas de dos grandes y auténticos Maestros: Platón y Sankara- Beatitud estable y Conocimiento estable. Pero muchos prefieren el conflicto que se deriva del inestable y contingente goce sensorial, de la caducidad de lo tosco sensible y de la erudición cuantitativa.

El Conocimiento auténtico y resolutorio se dirige a todos -no existen privilegiados o predestinados-, aunque no todos lo quieran aceptar y vivenciar, por lo que ha de circunscribirse a esos pocos (en parangón con los millones de "dormidos") que, mordidos por la serpiente de la avidyá, se han despertado un poco a la consciencia de que algo, en ellos, no funciona.

La esperanza a expresar es que todos puedan encontrar la Beatitud, siguiendo el sendero mejor adaptado a sus exigencias particulares (que el sendero sea oriental u occidental tiene poca importancia; sí es importante que sea un sendero puro), pues todos y cada uno, sin excepción, tienen en sí mismo este tesoro inconmensurable que, por un acto de identificación con lo caduco y perecedero, han olvidado completamente.

La esperanza es que todos puedan devolverle las alas a su alma -relativamente caída- para volar hacia la suprema cima de la Beatitud sin objeto, nuestra real naturaleza que, aun "oscurecida" o velada, jamás podrá ser destruida.


Fuente:
Extractos del último capítulo

No hay comentarios:

Publicar un comentario