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domingo, 31 de agosto de 2014

Dos "Yo"




No hay lugar para dos “Yo” delante de Dios. Tú dices "Yo" y Él dice "Yo"; o bien mueres tú o bien Él debe morir frente a ti a fin de que toda dualidad desaparezca. Sin embargo, Él no puede morir, ni objetiva ni subjetivamente, ya que "Él es el viviente, el que no muere jamás”1. Tanta es su gracia que si le fuera posible morir, lo haría por ti, pero dado que su muerte es imposible, muere tú mismo, a fin de que Él se manifieste en ti y se elimine la dualidad.

Si se atan dos pájaros, uno al otro, aunque sean de una misma especie y a pesar de tener cuatro alas, ellos no pueden volar puesto que la dualidad los paraliza. Pero si se ata un pájaro a otro que está muerto, el vuelo es posible, ya que la dualidad no existe. Tanta es la gracia del sol que "moriría" por el murciélago, pero siendo esto imposible, dice: "Oh murciélago, mi gracia reviste todas las cosas y quiere darte muestras de su bondad: Muere pues, ya que tu muerte es posible, a fin de gozar la luz de mi majestad, muere y escapa a tu naturaleza de murciélago, muere y conviértete en el pájaro Anqa del Qaf próximo a la divinidad"2.

Yalal ad-Din Muhammad Rumí


1 Corán, XXV, 58.
2 El Anqa es un pájaro fabuloso que, según la leyenda, anida en la montaña del Qaf que rodea la tierra.



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