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jueves, 20 de agosto de 2015

El Hombre Verdadero



Sólo el conocimiento es Verdadero
cuando el hombre es Verdadero. 
¿Qué significa un Hombre Verdadero? 
El Hombre Verdadero de antaño
se acomodaba a la escasez,
no se enorgullecía con el éxito,
no actuaba con planes.
Un hombre así erraba sin arrepentirse,
acertaba sin vanagloriarse. 
Un hombre así ascendía sin vértigo a lo más alto,
se sumergía en lo profundo sin mojarse,
penetraba en el fuego sin quemarse.
Su conocimiento era tan alto como el Tao.

El Hombre Verdadero de antaño dormía sin sueños,
despertaba sin quejas,
comía sin distinciones,
respiraba hasta lo más hondo.
La respiración del Hombre Verdadero llegaba hasta sus talones.
La del hombre común se queda en la garganta;
por eso, cuando algo le subyuga,
se le atragantan las palabras.
Si la pasión y el deseo son profundos,
débil es la fuerza interna del Cielo.

El Hombre Verdadero de antaño
ignoraba el amor a la vida,
el odio a la muerte.
Alerta siempre y ligero
en su ir y venir: eso era todo.
Consciente de su origen,
sin preocuparse por el fin.
Complaciéndose en recibir.
Olvidándose al entregar.
Esto es lo que se llama no dañar al Tao con el corazón,
no estorbar al Cielo con lo humano.
Así era el Hombre Verdadero.
















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