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jueves, 29 de mayo de 2014

¡Los Cátaros han vuelto!



Los cátaros consideraban el laurel como un símbolo sagrado del puro amor. Cuando los inquisidores ejecutaban a los cátaros, los mártires decían: “El laurel se ha marchitado. El puro amor se apaga…” Pero ellos tenían la santa fe de que un día el laurel verdecería de nuevo y el puro amor otra vez se encendería.

El gran movimiento cátaro fue calumniado, desacreditado y destruido por la inquisición romana. En el año 1321 fue ejecutado el último profeta cátaro Guillem Belibast. Atrapado por los inquisidores y apresado en el año 1309, él enunció un presagio: “¡Justo dentro 700 años el laurel verdecerá, y los cátaros volverán a la tierra!..”

De los cátaros, en realidad, no quedó nada. Fue borrada la misma memoria sobre ellos. En las hogueras de la inquisición murieron todos los que compadecían y simpatizaban con los cátaros.

Aparentemente los cátaros sufrieron una derrota, pero espiritualmente vencieron. La inquisición no consiguió  doblegar  su voluntad, ni su espíritu de amor a la libertad.
 
El destacado pensador de la actualidad, el beato Juan de San Grial, se propuso el sagrado deber de rehabilitar a los cátaros.
 
“Los cátaros son un gran amor, -escribe él en sus numerosos libros,- una nueva mirada hacia el hombre, como a la divinidad que ha descendido desde el cielo”.

El Juan de San Grial conceptualiza el fenómeno del catarismo de una manera nueva, en el aspecto espiritual. Él ha penetrado en un misterio más recóndito, la metafísica de los cátaros. Considera que la mayoría de las memorias y crónicas históricas sobre los cátaros están terriblemente tergiversadas. Los inquisidores han conseguido imponer a la humanidad una visión falsa y negativa hacia los cátaros. 

Los cátaros profesaban el puro amor. Ellos enseñaban que Dios es el puro amor. No aceptaban ninguna usurpación ni violencia. Afirmaban, que el hombre cambiará sin violencia únicamente con la fuerza del puro amor. Ellos alababan Minné, el ideal del puro amor.

El centro de su doctrina era el Santo Grial, en el que habitaba la Divinidad del puro amor.

La base de la práctica de los cátaros era la catarsis, completa y profunda purificación del hombre.

Los cátaros eran excepcionalmente bondadosos y amorosos. Con la misma veneración trataban al Altísimo y al hombre, a pesar de su pecaminosidad. Ellos negaban “el juicio final” y la represalia de ultratumba por los pecados. Enseñaban que el Altísimo era infinitamente bondadoso y misericordioso.

Desenmascaraban a sus oponentes, los inquisidores romanos, decían que su fe era maliciosa, que el Dios, al que adoraban, era el príncipe de este mundo, y su religión estaba basada en el miedo. Y el miedo, según los cátaros, excluye el amor.

El Juan de San Grial desea revelar a la humanidad un nuevo camino espiritual. La finalidad de este camino es entrar en el puro amor, hacerse receptáculo y apóstol del puro amor. Para eso hay que asimilar la práctica de la ascensión por la escalera espiritual, compuesta por numerosos escalones, donde cada devoto se pone como objetivo encender el fuego espiritual en su corazón.



La Asociación para el Estudio de la Cultura Cátara ha compartido en ivoox una serie de charlas sobre las enseñanzas de Juan de San Grial y el resurgimiento de los Cátaros. Este es el primer audio...


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